miércoles, 9 de julio de 2008

"Una marca es una promesa"



A veces esto del blog se hace un poco pesado. Pero quiero obligarme, y no tanto por cuidar a mis pocos y nunca suficientemente bien ponderados lectores, sino sobre todo para guardar un diario de lo que está pasando aquí, y más aún de lo que me está pasando aquí.

Ayer me hizo mucha ilusión encontrar en un libro de márketing, hablando de la construcción de marcas, un concepto que se parece mucho a la idea esa de crear identidad que me ronda por la cabeza desde hace tiempo. Es la resonancia, y sería el último paso al que debería aspirar una marca, que es crear un sentido de comunidad, de valores compartidos, que vá más allá de lograr fidelidad por la calidad o el comportamiento que ofrece, y que es capaz de crear verdadero compromiso. Pone el ejemplo de Apple y harley Davidson.

Lattin nos ha traído a clase una botelle de Absolut Vodka y una de Swancontber, o algo parecido. Hemos estado casi media hora hablando de porqué comprábamos una y no la otra, y para demostrarnos el valor de la marca ha hecho después una cata ciega en triángulo, que significa que te da a probar tres vasos, dos de ellos con una marca y el otro con la otra. Tienes que decir qué marca contiene cada vaso. Hemos participado 15 voluntarios, la cata es mucho más difícil que si tienes dos, porque resulta que entre otras cosas es dificilísimo no ya saber cuáles son, sino saber qué dos vasos tienen el mismo vodka. No sé si me explico... La cuestión es que de 15 peronas han acertado tres, que es poco más de lo que se acertaría por puro azar (2,5).

El posicionamiento de la marca se contruye en la mente de tus clientes, y es seguramente lo más importante y lo más difícil de hacer en márketing. Es la nota que he subrayado al final de la clase.
Esto es lo que nos hemos encontrado a las dos de la tarde cuando hemos vuelto a clase después de comer para hacer una simulación de una cadena de suministro:

Ha sido muy interesante, al vendedor le iban llegando órdenes de compra, segun las cuales me pasaba pedidos a mí (almacén). Según esos pedido, yo le pasaba órdenes al distribuidor, y éste a fábrica. En fábrica, el último componente del grupo según lo que le pedía el distribuidor tenía que decidir cuánto producir.

Ganaba el que a lo largo de las 35 semanas de supuestos pedidos hubiera acumulado menos inventario y hubiera dejado menos clientes sin servir. Hemos quedado los segundos.

El de "Business in the Environment" se está poniendo un poco pesado. Tiene además la manía de empezar la clase antes de que esté sentado ni la mitad del grupo, con la misma intensidad y naturalidad que si estuviera terminando. Debe ser una estrategia, pero creo que no funciona demasiado bien porque nadie le hace demasiado caso hasta pasados 15 o 20 minutos.

En el grupo hemos tenido una sesión casi de terapia, en la que cada uno ha ido diciendo cómo habían sido estas semanas, cómo se estaban cumpliendo sus expectativas, como veía las razones por las que había venido, qué esperaba del futuro... Según pasa el tiempo me voy dando cuenta de que todos los que están aquí son bastante cracks (salvo un menda, por supuesto) Te puede gustar más o menos le estilo que tienen, pero todos tienen mucha responsabilidad en empresas muy importantes. Y por cierto, seguro que todos ganan una pasta gansa.

No hay derecho, porque como se acerca el fin de semana largo, el del break, muchos están empezando a recibir las visitas de sus mujeres. Da mucha envidia, yo voy a salir de aquí el viernes nada más terminar las clases porque si no me voy a poner más melancólico de lo que querría.

Patten, el proferes de proceso de negocio, le ha pedido hoy a R que se levantara y se quitara los zapatos para hacer un juego y demostrar algo relacionado con el tema de la gestión de los campos de refugiados. Me he quedado de piedra cuando ha dicho que no llevaba zapatos.

Hoy un tipo muy majo, que fue CEO de Kouni hasta hace un par de meses, me ha dicho que era una suerte haberme casado tan pronto porque así me podía casar otra vez. Estoy prácticamente seguro de que lo ha dicho en serio.

A Antoñito le han regalado un hamster que se llama Kiko o Nico.

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