lunes, 3 de agosto de 2009

Cosas que voy a hacer (Up)

Aquí estoy, de nuevo en la terraza de Ave María, haciendo caso omiso de la decisión que tomé el pasado domingo respecto a no volver a escribir en el blog hasta septiembre. Varias razones me han llevado a hacerlo:

Primera

Antes de ayer, aprovechando la única tarde (medio) lluviosa que hasta ahora hemos tenido, nos fuimos en el tren a Zarauz con los niños a dar un paseo, a tomar un helado, y a ver "Up", el último estreno de Pixar. La crítica de El País de ese mismo día se titulaba "Orgasmo Cinematográfico", lo que evita tener que explicar el contenido

La peli es muy buena, la primera parte es a mi juicio genial, y el primer cuarto de hora -que nos hizo llorar a todos, mayores y niños- inolvidable. Además de con el comienzo me quedo con ese "Cosas que voy a hacer" con el que los protagonista titulan la segunda parte de su "Diario de Aventuras". "Cosas que voy a hacer"... Qué bonito, y al mismo tiempo qué peligroso atreverse a poner ese título delante de 10 o 12 págnas en blanco. Porque qué difícil es hacer algo, algo que verdaderamente merezca la pena. Ser creativo, o mejor aún, creador. Es el gran reto, no hay otro que siquiera se le acerque. Lo hablaba hoy con P, que ha venido a verme de camino a Fuenterrabía.

La película además descubre algo que es también muy bonito y muy verdad, y es que casi siempre esas cosas importantes son las que no lo parecen, son las que hacemos sin darnos cuenta, las más que hacerlas las vivimos. Incluso, si se me permite la licencia metafísica, "las que somos". ¿Y yo? ¿Qué voy a hacer, qué voy a vivir, qué voy a ser, a partir de ahora?

Los niños, claro, se quedaron con otro tipo de cosas, mucho más divertidas.

Segunda

Hace un par de horas, en la terraza del Ondar, AZ me repetía que lo que tenía que hacer en este blog es hablar de Deba, de lo que hago aquí, y sobre todo de ellos, de mi "cuadrilla". En broma les he dicho que no podía dejar que se supiera con qué tipo de gente voy, que no podía dejar que ambos mundos (el de Madrid y el de Deba) se cruzaran... Lo decía muy en broma.

A lo mejor vuelvo a entrar en unos días a contar más cosas, pero al menos quiero dejar eso claro hoy: valoro mucho, muchísimo, estos amigos de Deba, de Eibar, de Bilbao, con los que llevo compartiendo veranos casi 30 años. Estoy orgullosísimo de tener esta cuadrilla, y es una gozada llegar cada verano, después de un año sin vernos, y comprobar cómo seguimos teniendo cosas de qué hablar, y cómo no tenerlas (cuando no las tenemos) produce silencios de los agradables.

No sé si aquí soy distinto, creo -espero- que no. De hecho creo que lo que en Deba he vivido, que para que nos vamos a engañar ha sido mucho, me ha influido más de lo que podría parecer en quien soy fuera de Deba. Y me encanta llegar aquí y estar completamente integrado, e integrado de verdad, a los 5 minutos. Además nunca me he sentido atacado o rechazado por ser un "puto madrrrileño", ni cuando he dejado clarísimo lo que pensaba sobre lo que pasa en este país desde hace medio siglo.

Me sentía un poco raro hablándoles de este blog, porque hacerlo es como desnudarse un poco. Algo parecido se me ha pasado por la cabeza pensando que alguno de los nuevos compañeros de trabajo que tendré después de verano han podido bucear por aquí y conocer mis intimidades. Hoy me daba la sensación, no sé por qué, que alguno o alguna de la cuadrilla ya conocía el blog pero no decía nada. Seguramente es una tontería. ¿O no?

Tercera

Ayer apareció en la bandeja de entrada un correo electrónico de Paul Romer, uno de los mejores profesores que tuve en Stanford. Es economista, especialista en economía del desarrollo. Hace un par de años el New York Times le incluyó en la lista de los 25 estadounidenses más influyentes del mundo.

Me ha pedido que le traduzca una conferencia al Español, le he contestado que lo haré encantado y le he dicho que querría hablar más despacio con él, está metido en un proyecto interesantísmo de desarrollo en África y creo que puede tener muy buenas ideas. Espero que este mail traiga cola, y que el tema vuelva a parecer por aquí en unos meses.

Cuarta (Y última)

Hoy ha presenciado A una escena en Masillo que por sí sola merecía esta entrada. Masillo es el quiosco donde compramos el periódico todos los días, toma el nombre de su dueño. Hay otro, pero a ese no vamos porque es dueño es hachebero, o borroka, o como se le quiera llamar.

Pues bien, la cuestión es que ha entrado una señora en Masillo, y Masillo sin mediar palabra le ha tendido el Gara. Ella con toda naturalidad ha dicho que no, que su marido no estaba en casa, a lo que Masillo ha respondido directamente recogiendo el Gara y dándole a la señora el ABC. Sin que hiciera falta explicar más, la señora ha cogido su ABC, lo ha pagado y se ha ido tan contenta.

El ABC y el Gara en la misma casa, y sin que ni a Masillo ni a la señora parezca importarles. A lo mejor ni siquiera les parece raro. ¡Qué complicado es esto! Aunque por otro lado es tan sencillo...