domingo, 25 de enero de 2009

La Clase (Entre les Murs)

No sé qué me pasa últimamente, sólo me atrapan de verdad las películas que hablan del Hombre así, con mayúsculas. De lo que es, de lo que le pasa, de lo que le hace sufrir, de lo que le hace crecer, de lo que le llena y de lo que le deja vacío.

"La Clase" es una buena película. Los actores son excelentes, porque no hacen de actores sino que son simplemente gente. Trata un tema muy interesante, la dificultad -casi la heroicidad- de la labor de enseñar en un instituto de París, una gran ciudad interracial y desintegrada dentro de una sociedad sin valores ni referentes claros. No sé si para contarla hacían falta la más de dos horas que dura, pero me doy cuenta que eso empieza a ser un mal endémico. Se echa de menos, eso sí, la música. La película no tiene música, nada, ni una mísera canción al final para acompañar a los títulos de crédito.

Ha ganado la Palma de Oro de la última edición del Festival de Cannes. LLevaba anunciada desde hace meses en los Golem, y cuando a las siete de la tarde he sacado la entrada por internet ya casi no quedaban asientos.

Pero con todo, a mí no me ha marcado, no me ha enseñado nada que ahora sea capaz de recordar. Me acordaré de La Ola, de My Blueberry Nigths, incluso de Vicky Cristina Barcelona, pero creo que no de ésta. Me dijeron más los 6 minutos del cortometraje "Loin du Sixieme" de "París Je T'aime" que La Clase.

A lo mejor es algo que sólo me pasa a mí, porque ya era consciente de la locura que significa intentar educar cargándose la autoridad y la propia figura del maestro. Y lo que es peor, sin familia que permita que nada de lo poco que se puede sembrar llegue a crecer.

Lo que este tipo de películas permite es asomarse al mundo, a un mundo que está ahí fuera, a pocos kilómetros de casa, pero al mismo tiempo a años luz del Everest, del Highlands, y de la Paquito. Y al asomarse uno de se da cuenta de lo pequeño y privilegiado que es el mundo que nos hemos construido, de cuántas gracias deberíamos dar a Dios por tener la familia, el trabajo, los amigos, la casa, las posibilidades, que tenemos.

Hoy lo comentaba con A después de pasar una tarde casi paradisíaco en el Club de Campo, y después de contemplar lo limpio que la lluvia de esta mañana ha dejado el aire de Madrid. Mirábamos al Puerta de Hierro, y a A se le ha ocurrido decir que ahí sí que había pijos. ¿Pijos? Para pijos nosostros, para pijos yo, que he pasado el fin de semana montando a caballo y jugando al golf.

De la peli me ha encantado ver que los personajes habían tomadao el nombre de los actores que los representaban. Es un signo, seguro, de que no hacían más que de ellos mismos. A me había dicho esta tarde que era un documental. No lo es, pero de alguna forma sí.

domingo, 18 de enero de 2009

El padre, el niño y el juguete

Hoy no he ido al cine. No he llegado porque hemos tenido que esperar a que unas amigas llegaran a Cerce y se instalaran en casa. Qué gusto daba ver cómo disfrutaban de la casa, de la chimenea, de los perros, de los libros de Astérix.

Pero no importa, tengo tema. El jueves pasado vino IMM a explicarnos a TA, a N y a mí la teoría sobre el liderazgo que recientemente "se ha traído" de Harvard. Durante la sesión pensaba que la cosa tampoco era para tanto, pero llevo varios días descubriendo que puede servir para algo.

Lo primero que hizo I es distinguir entre autoridad y el liderazgo. La autoridad es buena y necesaria para proporcionar a un grupo orden protección y orientación (creo), y además para gestionar problemas técnicos, en los que se trata más que de aplicar soluciones conocidas a problemas bien definidos.

El liderazgo es necesario en cambio para solucionar retos "adaptativos" en los que o la solución o el problema no están definidos. Liderazgo consiste, según esa escuela de Harvard, en lograr que un grupo desarrolle las competencias necesarias para solucionar situaciones de incertidumbre. La autoridad no sirve para eso, porque ante una situación de tensión en seguida intenta rebajarla haciendo que el problema desaparezca. Si la tensión no se mantiene durante el tiempo suficiente, no es posible desarrollar esas competencias.

Para que alguien con autoridad actúe como un líder, por tanto, tiene precisamente que salir de esa posición de autoridad, evitando intervenir para rebajar la tensión o la incertidumbre. En cambio, tiene que admitir que no sabe cómo evitar el problema y logra, con el tiempo suficiente, que el grupo desarrollo nuevas competencias para hacerlo. La cosa es más compleja, claro, pero creo que aquí está lo esencial. Con el ejemplo se entenderá mejor, espero.

Un padre está un parque con su hijo. Está sentado en un banco, y en un momento dado se le acerca su hijo para decirle que otro niño le ha quitado el juguete. O mejor aún, viene a decirle que se le ha roto el juguete. Lo que el hijo (el grupo) espera del padre (la autoridad) es que vaya y recupere el juguete, o en el segundo caso que se lo arregle o le compre uno nuevo. Problema solucionado. O no, más que solucionado, problema desaparecido.

¿Que no conseguimos alumnos para la carrera de Derecho? Buscamos las razones por las cuales no ha funcionado, todas muy sensatas, y dejamos de ofrecerla, problema resuelto. ¿Que me peleo con mi mujer, o que nos aburrimos juntos? Nos separamos, o nos vamos de viaje para distraernos.

Liderazgo es no rebajar la tensión, no evitar el problema. No es generarlo artificialmente, pero sí mantenerlo, enfrentarlo durante el tiempo suficiente como para que se generen las habilidades, el conocimiento, las nuevas herramientas para solucionarlo. Y en el proceso, crecer, ser más (eso ya es cosa mía, que en una interesante discusión me llevé el ascua a mi sardina).

Es no arreglar el juguete para que el niño aprenda a jugar con otra cosa, o con el juguete roto. Es no recuperarlo, para que el niño aprenda a jugar con otros. Es abrir derecho, hasta que lo llenemos. Es seguir con mi mujer, en casa, día a día, hasta que aprendamos a no pelearnos y no aburrirnos.

Le agradecí mucho a T que me invitara a esa reunión, porque me encantó conocer a I y porque si algún día me animo de verdad con lo de la tesis creo que este esquema me puede valer mucho. En el fondo es completamente compatible con la idea que querría desarrollar de que el líder es el que hace crecer al otro, el que le hace "ser más quien está llamado a ser". Esto de la tensión y de los retos adaptativos es una forma de explicar cómo hacer crecer.

Mañana como con ST, el Director de la oficina que la Universidad de Stanford tiene en España. A ver si sirve para dar un paso en la idea esa que tengo parada desde hace un par de meses.

domingo, 11 de enero de 2009

Mi nombre es Harvey Milk

Nada especial. Interesante para saber un poco más sobre el movimiento gay y su origen en California, pero poco más. Si no fuera porque me interesan los movimientos sociales, creo que no habría aguntado hasta el final.

Cada vez aguanto menos las películas largas, pero en este caso no me había fijado en lo que duraba. De hecho no he ido a ver "Romanzo Criminale" en los Verdi justo porque duraba dos horas y media. Lo mejor ha sido volver a ver San Francisco. Esa era además el único motivo por el que me apetecía ir a verla, así que yo me lo he ganado.

Hablando de otra cosa, me encanta que el blog me esté sirviendo para encontrar viejos amigos. Ayer le tocó el turno a Steffen, un muy buen amigo que hice en mi etapa en Kent, el único amigo de verdad que hice. Por lo que me dice en el correo que me envió se ve que tuvo tiempo para conocerme bien:

… you incredible poser,

how can you grow old and and still have your blog linked to pictures taken from you with spanish celebrities, if such a thing does exist at all. And that greyscale image of yourself, you are redefining humbleness for the generations to come.

That is pathetic, or pattttthettttico as you would probably say.

Me ha hecho pensar un poco, y para empezar he quitado en enlace a las fotos de celebrities. Al menos para eso ha servido.

Esa es la parte buena del blog, pero también hay una mala. La semana pasada R me dijo, a la luz creo de la entrada de fin de año, que le sorprendía lo pesimista, o triste, que me estaba volviendo. La verdad, no sé si tiene razón o no. A veces pienso que sí, que me estoy volviendo un cenizo y un coñazo, y otras en cambio me doy cuenta que sigo siendo tan alegre y positivo como siempre con la diferencia de que antes no publicaba mis reflexiones íntimas sobre el sentido de mi vida, que por otro lado siempre he tenido.

En cualquier caso tengo que tener cuidado, porque realmente no debe ser muy alentador leer que el 2008 ha sido un año perdido para alguien que ha estado buena parte de ese tiempo trabajando conmigo. R, tranquilo, mis reflexiones a la luz de la lumbre aún siendo ciertas no quitan que me lo pase de puta madre haciendo lo que hago.

Ayer mismo se me ocurrió que estaría chulo montar una campaña divertida contestando a los de los autobuses de Barcelona, los del lema "Probablemente Dios no existe, no te preocupes y disfruta de la vida" Hay que aprovechar que nos pongan el debate en bandeja, y a modo de camisetas de selectividad pensar en frases divertidas con argumentos que muestren que es más probable que exista, y sobre todo que creyendo que existe es mucho más fácil no preocuparte y disfrutar de la vida. Se admiten propuestas.

Hacemos 20.000 camisetas y las repartimos por Madrid. Si no fuera por el frío sería una buena idea. ¿Chubasqueros?

martes, 6 de enero de 2009

La Ola

No tenía demasiadas esperanzas en que ninguna película lograra sacarme de este final de navidades, del paseo a caballo de esta mañana y de la imagen de R y A probando su balón en Cercedilla bajo de los copos de nieve que empezaban a dejar en la pradera una capa blanca.

Pero “La Ola” lo ha hecho, y de qué forma. Si algo me ha dado rabia al salir del cine es que sentía que "me la habían robado", que esta es la película que tendría que haber hecho yo. Es mi película. Puede incluso que demasiado, y por eso aunque me ha encantado creo que la he disfrutado un poco menos que A. Puede que yo la haya visto con un ojo demasiado académico, pensando en mi clase de movimientos sociales.

Porque la película trata, en primer lugar, del "material" del que está hecha una identidad colectiva y de cómo crear un "nosotros". Del discurso, de los nombres, de los símbolos, de los colores, de la necesidad de enemigos, de la exclusión necesaria, de la importancia de la acción, del deporte... ahora que lo pienso, lo único que se deja fuera es la música, con un himno la foto habría estado completa.

También aborda los motivos por los que un movimiento social puede surgir y tener éxito, y de las razones por las que la gente se une a ellos. Y casi me atrevería a decir, si pudiera verla de nuevo, que lo hace de manera exhaustiva: los motivos psicológicos, la falta de adaptación social, el valor expresivo de la participación social (hacer amigos), la posibilidad de luchar por valores inmateriales porque lo material está cubierto, el altruismo... y sobre todo, la necesidad de encontrarle sentido a la propia vida.

Ahí está el meollo de la cuestión, lo que explica tanto la fuerza de este tipo de identidades cómo el éxito que tienen en nuestra sociedad. Porque de lo que en realidad trata "La Ola" es del vacío de identidad de las sociedades modernas, de la necesidad que tiene el Hombre de saber el verdadero significado de su propio nombre, y de lo difícil que es descubrirlo en una sociedad en la que Dios ha desaparecido como explicación última de la Historia y de "mi historia".

Y se nota que el Director sabe dónde está esa explicación, porque la historia logra mostrarla de forma magistral contando la complejísima relación que existe entre la construcción de la identidad colectiva (el "nosotros") y la definición de la identidad personal (el "yo"). Y además muestra las consecuencias del proceso, a mi juicio sin exagerar lo más mínimo.

Lo genial de todo es que pudiendo ser un coñazo –pienso ponerla como obligatoria para mi módulo del máster de acción política- , la película cuenta todo esto de forma entretenida, con mucho ritmo y logrando un equilibrio en los temas y en los personajes que a mí personalmente no me parece nada fácil.

Me parecía mentira, al volver, que haga ya más de 10 años que en Iuve organizamos un curso de verano que se llamó "Nuevos Movimientos Sociales, de la Ideología a la Identidad" y que la parte práctica de cada grupo consistiera en crear un movimiento social nacionalista (uno de ellos era de Alcalá de Henares, recuerdo). Eran las rentas de Kent, C.R y Rovaniemi, de las que en buena medida aún sigo viviendo sociológicamente hablando.

Y mañana, vuelta a la vida normal. Uff…