lunes, 29 de diciembre de 2008

Fin de Año

A.T. pasa todos los fines de año en Las Viñas, con algunos amigos, contando historias, viendo el fuego en la chimenea y oyendo crujir las vigas. Lo mío no es tan poético sólo porque no sé contarlo igual.

Estamos en Cercedilla, en casa de Manola. A leyendo, a mi lado; R en la habitación con un poco de fiebre y arriba el resto sin muchas ganas de dormirse. El fuego está encendido, Kira está fuera, y en el altavoz suena Ella Baila Sola. Fuera hace frío, pero hace ya días que la nieve se ha derretido. Es exactamente el tipo de fiestas de Navidad que me gusta pasar.

Llevo unos días dándole vueltas a la idea –seguramente estúpida- de que este ha sido un año perdido. ¿Perdido para qué, para quién? ¿Quién lo ha perdido? ¿Qué es no perder el tiempo? Es una pregunta difícil de responder si se plantea en serio, porque lleva directamente no ya a la del sentido de la vida, que eso siempre es interesante, sino a la del sentido de la propia vida, de la de uno mismo, que es mucho más jodida.

Porque perder el tiempo sería no avanzar en esa Misión que tenga la vida de uno, si es que la tiene y si es que además somos capaces de descubrirla. ¿No? Otra forma de verlo es que perder el tiempo es no disfrutarlo, no ser feliz… pero eso de nuevo nos lleva a lo anterior, porque ¿Qué es ser feliz, serlo de verdad?

Y cuando digo que este ha sido perdido, si lo pienso me doy cuenta de que lo digo sólo en lo profesional. Seguro que tampoco en ese ámbito tampoco lo ha sido –a veces, incluso, creo o quiero creer que es el año en el que más he crecido en lo profesional- pero ¿Y qué si así lo fuera? ¿Por qué le damos al trabajo esa importancia?

El sábado lo pensaba al pasar corriendo por la plaza del pueblo y ver, a través de los cristales del bar Sánchez, a A, exactamente igual que siempre, igual que hace 20 años cuando nos escapábamos de la librería para tomar una ración de pulpo. 20 años, que ya serán 40, haciendo EXACTAMENTE lo mismo. Y no parece importarle demasiado, aunque quién sabe… En el fondo, si no le importa, y es feliz así, será que ha sabido descubrir la felicidad no en el tener, ni en el hacer, sino directamente en el ser. En el ser con los demás, me imagino.

Me imagino que esto de ponerse profundo y un poco dramático en fin de año es poco original, porque es inevitable hacer algo parecido a un balance del pasado y pensar en qué traerá el nuevo. Y como lo midamos – lo pasado y lo futuro – en el hacer, o en el tener, o en el parecer, lo llevamos claro. Me encantaría ser como A y sencillamente ser.

Hoy he leído una entrevista a A.L que hace unos días se publicaba en El Semanal. Me ha encantado, se ve perfectamente que es un hombre sencillo, inteligente, y sobre todo libre. De gastar su vida en lo que quiere, y de decir lo que le da la gana. La entrevistadora (de repente no sé por qué lo pongo en femenino) le ha preguntado que si a veces no se deprimía. Por supuesto, ha venido a decir, muchas veces. Pero cuando me pasa me tomo un café y pienso en otra cosa, si no es imposible vivir. Qué sabio...

Tengo 37 años, ya estoy en una edad en la que tendría que haber escrito algo interesante. Pero en vez de pensar me he dedicado, para bien o para mal, a hacer. Espero al menos haber pensado bien lo que hacía.

A se acaba de quedar dormida.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Roma

No, la película de hoy no se llamaba Roma. Se llamaba "Estómago", y era además muy buena. Nos la recomendó Gerardo Olivares, y es como para recomendar. Es distinta, es tierna, es bonita, es dura al mismo tiempo, y es brasileña. Lo de ser brasileña ayuda mucho, cualquier cosa es mucho más bonita dicha en brasileiro.

Pero ni así, cuando ha terminado la peli no podía pensar más que en Roma y en los días que allí hemos pasado: en el Trastévere ayer por la tarde, en la cena con C y P, y en el helado, y en el paseo nocturno por la Piazza Navona, en las pizzas, en el color rojizo de las casas, en A, y en el Vaticano. Sobre todo el Vaticano.

Aunque me dé verguenza admitirlo, yo no había entrado nunca en el Vaticano, siempre lo había visto desde fuera. Y cuando he entrado hoy a las siete de la mañana para ir a la primera comunión de G, me he quedado sin habla. No sé si ha sido el tamaño, la grandiosidad, la luz, la perspectiva... no sé, era el conjunto. Me he quedado parado mirando al frente, y luego a la derecha: "La Pietá", me dicho A, y me he acercado a verla.

No teníamos mucho tiempo, y rápidamente hemos bajado a la Capilla de los Irlandeses, donde el P. R y el P. L. nos iban a decir Misa. Nuestra capilla era una de tantas, todas llenas de grupos, de familias, celebrando Misa. Era algo muy especial, a veces no se oía al Padre o a quien estaba leyendo porque los cantos de una capilla de al lado tapaan su voz. No importaba, era precioso. Qie ahora me acuerde se oía un Adeste Fideles en algo que parecía alemán, y una familia americana que cantaba fenomenal.

Pero no sólo era abajo, en las capillas. También arriba, en cada altar había un sacerdote celebrando. Uno de ellos me ha llamado la atención porque sólo lo hacía para dos personas. Cuando hemos vuelto a subir, después de una Misa que ha sido una preciosidad, D ha conseguido que me diera cuenta porqué estaba como atontado. "Esto es el centro del mundo", me ha dicho. Y me he dado cuenta de que eso precisamente es lo que estaba sintiendo desde el primer momento, desde que una hora antes había cruzado la puerta. Era una sensación muy parecida a la que hace cosa de tres años en Tierra Santa, si esto es verdaderamente el centro del mundo Jerusalem es el centro de la Historia.

Ya van dos años que empezamos la Navidad con un viaje a Roma. No es una mala forma de empezar, la verdad. El año que viene me gustaría repetir, porque creo que me queda mucho para cansarme de Roma, si es que eso puede llegar a suceder. Y además porque me ha quedado pendiente la visita a los Museos Vaticanos.

Y para que nadie piense que A (la otra A) no cumplió con la petición de su hermano, mañana copiaré aquí el comentario que no quiso mandar sobre la película "Buscando un Beso a Medianoche" de la que yo no quise decir nada.

domingo, 14 de diciembre de 2008

My Blueberry Nights

Hoy en el cine me ha dado la sensación de que estas tres últimas películas que he visto habían sido pensadas para verse precisamente en el orden en que las había visto. Ahora, dándole un par de vueltas más, caigo en la cuenta de que sí son para verlas seguidas, pero en orden inverso. Primero esta, luego "Buscando un beso a medianoche" y por último "Somers Town".

A lo mejor da igual, en cualquier caso ningún lector de este blog va a ir a verlas. Lo curioso es que las tres tratan sobre la soledad. En este caso son todos los personajes, todos, los que están completamente solos: ella, él, el poli borracho, su ex mujer, la jugadora, su padre... todos. Pero cada uno a su modo, eso sí.

Uno acaba sucidándose, otra huye, él espera, y ella decide "cruzar la calle por la parte ancha" para encontrarse a sí misma en los demás. Y todo con una música que te envuelve, con una fotografía perfecta, con una luz preciosa, y con una dirección que hace lo que debe, desaparecer para que nada se interponga entre los personajes y el espectador.

Y con ritmo, con un ritmo que nada tiene que ver con la velocidad. Salía yo del cine pensando el gusto que daba que el final de una película te pille desprevenido y sin haber mirado el reloj, cuando los de al lado se quejaban de lo "lenta" que les había parecido la película. Estaría hasta dispuesto admitir que es lenta, cuando no lo es, sólo para que quedara patente que el ritmo no tiene nada que ver con la velocidad o la acción. Y si no, que alguine intente ver entera, a las 10 de la noche en el sofá, una película de Jean Claude Van Dam.

Hablando de ritmo, me da pena llevar el paso cambiado con A. Ella hoy a ido a ver la de la semana pasada, espero ansioso el comentario aunque me da miedo haberle creado demasiadas expectativas.

Pero lo mejor de la semana, sin duda, no ha estado hoy en el cine. Fue el viernes, en la homilía que nos regaló ALQ en la Misa de la cena de Navidad. Parece que a Romano Guardini llegaba a escandalizarle la locura de que Dios se rebajara a hacerse hombre, tanto que llegó a temer que eso le hiciera perder la fe: era, de alguna forma "demasiado imposible". Lo bueno viene después, con la explicación de un jesuita cuyo nombre no recuerdo: "Ahh, caro Romano... Sono cose de l'amore".

A ver qué tal se da esta semana. Puede ser una más, o no. Ya veremos.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

The ING New York City Marathon

Hoy he estado corriendo y no se me ha ocurrido nada ni he pensado en nada especialmente interesante. He ido escuchando a Louis Amstrong, el disco de canciones de Disney, así que la música tampoco me ha servido de mucha inspiración.

¿Por qué me pongo a escribir entonces? La verdad, no lo tengo claro. Creo que es tan sencillo y tan humillante como que no quiero perder los pocos lectores que me quedan. La semana pasada estuve cenando en casa de T, y me impresionó saber que ni sabe ni le importa el número de lectores que tiene. Eso en ser un blogger de verdad, y no esta especie de... de nada.

Es muy especial, por cierto, la familia A. Son muchos, son todos iguales y al mismo tiempo todos son diferentes. Son distintos, únicos, y aunque parezca un juego de palabras es eso precisamente lo que les hace ser tan parecidos.

Varios de ellos me dijeron convencidos que se apuntaban encantados al plan de ir a Nueva York el próximo noviembre para correr la maratón. Intentaron incluso convencer al propio T de que lo intentara, y si se ponen a ello estoy convencido de que lo consiguen. Sería chulo, por ahora somos 7 los que hemos dicho que nos gustaría, a los que habría que sumar 3 o 4 acompañantes. Me lo voy a proponer un poco en serio, me apetece mucho montar un grupo de 15 o 20 personas y un plan de entrenamiento a partir de la primavera.

El otro día incluso pensaba que se podría plantear desde la UFV a todas las universidades de Madrid o incluso de España, en ese caso seguro que montábamos un grupo grande de universitarios, y seguro que nos patrocinaba Madrid 2016. Si nos sobrara tiempo para hacer chorradas... Al final se quedará, con suerte y si me empeño, en el grupito de la UFV y aledaños. Acabo de entrar en la web del "ING New York City Marathon" y he visto que quedan 325 días, 14 horas, 54 minutos y 21 segundos. No es tanto.

Me parece que me voy a centrar en eso de correr, porque lo del golf me está sacando un poco de quicio. Las tres primeras semanas de cada 100 bolas que daba eran buenas - tanto con hierros como con maderas e incluso con el drive - no menos de 90, tengo testigos. Pues bien, dos semanas después de cada 100 bolas no salen bien ni 15. La primera vez que salí al campo hice dos pares y puse prácticamente todas las bolas en el green... La última vez, salvo el putt de 19 metros (medidos) tuve pocas alegrías. Voy para atrás, mucho más rápido que los cangrejos. A ver si mañana JL me pone en vereda, espero la clase como agua de mayo.

Aún así lo sigo disfrutando mucho, y cada vez me apetece más que llegue el momento en que con cierta tranquilidad pueda salir a un campo de 18 hoyos largos. Pero lo voy a ir dejando aquí, para no aburrir al personal y porque A me ha pedido que le pegue en el album los cromos, y no creo que sean menos de 150.

Por tres muy diversas razones, que ni puedo ni quiero contar aquí, estas navidades me pillan bastante intranquilo y con muy pocas ganas. A ver si me animo y me tranquilizo un poco, yo siempre he disfrutado mucho de estas fiestas.


Para terminar, y para empezar a animar el cotarro, colgaré esta foto que no he podido dejar de hacer esta tarde en Rectorado. Me da hasta miedo preguntarme qué harían...

lunes, 8 de diciembre de 2008

Buscando un Beso a Medianoche

Pues va a ser verdad que me estoy volviendo un snob: no sólo llevo dos semanas viendo películas en blanco y negro, sino que hoy al terminar me he quedado sentado hasta que han terminado de pasar los títulos de crédito.

No sé qué escribir, por un lado me cuesta volver a traer las ideas que me pasaban por la cabeza en ese momento, y por otro cuando me vienen no me atrevo a escribirlas porque no quiero estropearle la peli a A (tienes que ir a verla). Por eso no voy a escribir nada, y voy a pedir en cambio publicamente a A que cuando vaya a verla escriba algo y lo publique aquí, me apetece mucho descubrir qué es lo que le pasa por la cabeza. Si no lo hace será por pereza o porque pasa de su hermano, y ambas cosas son muy feas.

Pero no sé por qué razón no me resisto a decir, al menos, que es una película en la que pasa de todo, o mejor dicho pasa todo, sin que en el fondo pase nada, o eso parezca ¿Sucede lo mismo en la vida? No lo sé, la verdad. Me gustaría pensar que no, pero no estoy tan seguro. Ojalá algún lector vaya a verla, además de A, y se anime a opinar. Podríamos, incluso, superar los 8 comentarios de "Sexo".

Mientras tanto cambiemos de tercio.

Estoy terminando de leer "Casa Desolada", de Dickens. Estoy muy orgulloso porque casi nunca consigo terminar los libros que me traigo a medias de Deba. Me pasó el año pasado con la segunda lectura de Guerra y Paz y hace dos con "La Montaña Mágica", que sigo sin terminar. Son novelas que no es fácil leer de cinco en cinco minutos, por las noches. Cuando quieres acordarte de dónde estabas, y quién es la Srta. Flite, ya empieza el libro a tambalearse...

Durante la primera parte de la novela en algún momento pensé que era demasiado obvia y de alguna forma infantil por la forma en la que retrata los personajes, que resultan demadiado claros, demasiado prototípicos. La buena muy buena, el noble muy noble, el héroe muy héroe, el desgraciado muy desgraciado... A lo mejor por esa razón, ahora que estoy terminando creo que ninguno de los personaje me ha enseñado demasiado, ni se me va a fijar en la memoria.

En cambio sí se me quedará el aire oscuro de londres, el color de Chensey Wold, y sobre todo la forma en la que todos y cada uno de los personajes de la novela van descubriendo su papel en una especie de universo que la novela crea y recrea magistralmente. Tampoco se me olvidará el odio visceral que parece tener Dickens a los abogados y al sistema jurídico en general, que representa como una especie de agujero negro que acaba con todo lo que encuentra a su paso y con todos aquellos que intentan luchar contra él. Algunas de las frases del Sr. Vholes, abogado, es como para no olvidarla por si en algún momento hay que meterse con algún amigo picapleitos.

Voy a dejarlo aquí porque quiero terminarla esta noche, y ponerme con "Los Hombres que no Amaban a las Mujeres". Aunque verlo en Opencor entre los más vendidos no anima mucho -otra vez el snob- sería la primera vez que Ignacio, de la librería Lagún de San Sebastián, me recomienda algo que luego no me gusta. En su descargo diré, por si acaso, que en el caso del Best Seller que acab de citar sólo lo había empezado...

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Algo huele a podrido

Casi peor que el asesinato de esta tarde es lo que este asesinato nos dice de cómo ha de ser una sociedad en la que sea posible. El valor de una vida es infinito, a sus 5 hijos lo que les importa es haber perdido a su padre, claro, pero casi se podría decir que esto peor como síntoma que como suceso.

Así, sin siquiera respirar: Dos tipos que estarán entre los 25 y los 35 años que no han podido experimentar jamás ningún tipo de represión física ideológica o moral han encontrado sentido a su día y me imagino que a su vida robando un coche en Deba y yendo a Azpeitia para matar en la puerta del Kiruri de dos tiros en la cabeza a un empresario de 70 años porque le ha sido adjudicada parte de la obra de construcción de una línea de tren de alta velocidad. Manda cojones...

Esos dos tipos no serán capaces, ni de lejos, de unir con argumentos de ningún tipo su acto con supuesto motivo del mismo, es imposible que encuentren conexión no sólo por su incapacidad sino porque no la hay. Por Dios no se me entienda que si hubiera conexión el suceso sería distinto, sólo es distinto el síntoma.

Mañana doy clases en el Colegio de abogados sobre Nuevos Movimientos Sociales, la semana pasada fue sobre Nacionalismos. Los dos temas están unidos porque ambos beben de la misma fuente, del vacío existencial del hombre de hoy, de la falta de identidad. Ambos ocupan (perdón, okupan) el hueco que Dios dejó cuando dejó de existir.

Y porque en el fondo son lo mismo el nacionalismo radical vasco ha tenido éxito en la misión de hacer suyos, de asimilar, de integrar en su discurso, a todos los movimientos sociales que se han dado en el país vasco, De hecho no es que los haya integrado cuando existían, sino que han sido engendrados y amamantados por el propio nacionalismo. Al movimiento nacionalista vasco podría llamársele, en este sentido, un movimiento esponja.

Es acojonante, pero en el país vasco no se puede ser feminista, ecologista, naturalista, del movimiento okupa, o antiglobalización (globalifóbico dicen muy graciosos los mexicanos) sin ser nacionalsocialista radical. Y lo peor de todo, no se puede ser pacificista sin ser jarraichu. El movimiento pacifista vasco ha sido desde el principio absorbido, en el país vasco, por el grupo social que apoya y sustenta a la organización terrorista ETA. Y lo peor es que a nadie le parece extraño, y que los jóvenes lo compran.

Lemóniz, Leizarán, y ahora la Y Vasca. ¿Qué coño tendrá que ver eso con nada, qué grado de perversión tiene que alcanzar una sociedad para no asombrarse de que unos terroristan maten a un tipo que hace túneles en nombre de una nación vasca que el propio nacionalismo creó para justificar su propia existencia?

La semana pasada, para explicar en el Máster la creación de naciones por el propio nacionalismo, usé Google Earth y el caso de "Itziar Herria Sortzen", la plataforma que pretende "desanexionar" Itziar de Deba basándose en la "diferencia sociológica abismal» existente entre Itziar y Deba. «Son dos culturas, dos pueblos completamente distintos". (declaraciones textuales de María Jesús Gurrutxaga, Concejala -a sueldo, claro- del Ayuntamiento de Deba)

Itziar y Deba dos culturas... ¡Dos culturas! Como decía mi padre, es pa mear y no echar gota. Si no hubiera muertos sería muy gracioso.

Descanse en Paz.