jueves, 9 de octubre de 2008

Balzac

A.T. publica sus diarios cinco años después de haberlos escritos, y de esa forma se evita que sus amigos, al leer algo especialmente críptico o triste, le llamen preocupados para ver si está bien. Yo no, y salgo ganando.

Desde hace unos días en casa se está instaurando la tradición del "minicampeonato" de futbolín cuando llego de la Uni o cuando acabo de correr. Participamos los cuatro Sáenz de Miera, funciona a modo de ligilla con el sistema del rey de la mesa, y gana el que llegue a seis goles. Seis es el resultado de negociar con R: él empezó quriendo 0 y yo 3, y aunque número redondo que debería haber salido es 5, su infinita insistencia nos evitó a todos rimas incómodas.

Todos los que le conocen saben que R es un poco llorón, pero ayer se superó con creces. Empezó ganando y terminó ganando 6-0-0-0, y... llorando. No nos lo podíamos creer, lloraba porque había durado poco, porque había sido demasiado fácil. De hecho nada más meter el último gol, el que debería de haber desatado su alegría y la rabia de todos los demás, se arrepintió y nos suplicó a todos que le dejáramos repetir... El resto no entendíamos nada, es lo que pasa cuando literalmete te cambian los esquemas, los principios sobre los que se asienta todo.

Sin que tenga nada que ver, de repente me ha recordado a aquella vez en la que experimenté en primera persona cómo en el País Vasco sobra el dinero, y cómo eso es peligroso porque lleva a la gente a hacer (más) tonterías.

Fue negociando los honorarios por la representación de ARTE en Deba. Yo le pedí al encargado de festejos 1.500 € gastos incluidos. Él contestó que no, que los gastos no tenían nada que ver. Vale, dije, ya un poco sorprendido: 1.500 más los gastos. No, no puede ser, dijo de nuevo el concejal, con la seguridad del que sabe bien lo que hace: por menos de 5.000 no contratamos a nadie. Me descolocó, y no supe decir más de 2.500, más que eso me parecía un robo, y robar es pecado. Al final acabé cediendo y la cosa terminó en 3.000. Esos mismos 3.000 fueron los que luego pedimos, sin dudarlo un segundo, al ayuntamiento de Boadilla. Si se lo gastaron en nostros no quiero ni pensar en qué bobadas se gastarán los ayuntamientos el dinero. Y las comunidades, y los ministerios, y las diputaciones, y las fundaciones...

Qué curiosos y qué extraños son, si lo pensamos bien, algunos sentimientos humanos. El orgullo, por ejemplo. Es muy fácil de experimentar, todos continuamente hacemos por orgullo cosas que sabemos positivamente que no nos van a hacer más felices. Lo sabemos, pero no somos capaces de superar el orgullo y seguimos haciéndolas. "No soy capaz de superar" el orgullo. Pero si es mío, si está dentro de mí, y mío es también el convencimiento de que debería no hacerle caso. Qué raro. Digo todo esto porque esta ha sido, o está siendo, la semana del orgullo.

¿El orgullo y la vanidad son lo mismo? No, pero casi.

No sé si las cosas realemente suceden con cierto orden y con un motivo concreto que está más allá de ellas mismas, o si nosotros creamos artificialmente ese orden, uniendo con líneas rectas invisibles cosas que están desordenadas, para hacer la vida un poco más entendible.

Desde hace unos días me da la sensación de que en cualquier discusión importante surge la cuestión de la necesidad de elaborar un discurso serio y potente sobre el tipo de liderazgo que desde la Universidad queremos ofrecer al mundo de la empresa. Yo creo que no lo tenemos pero como diría Ortega "estamos en él". Mejor, no pasa nada, así me puedo encargar de escribirlo en la tesis. Empiezo a tener claro lo de la tesis, espero no desinflarme a la primera.

El día que deje de correr voy a dejar de tener ideas. Ya no me atrevo ni a estirar antes de escribirlas, para que no se me vayan tan de repente como llegaron.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Últimamente me encuentro a muchos lectores de los diarios de A.T. A mi, su obra de ficción me parece bastante mediocre. Cambia tanto en los diarios?

Fd: R.

Iñigo dijo...

Yo he sido más generoso valorando su ficción seguramente porque ya era como de la familia cuando me puse a ello.

"Los Amigos del Crimen Perfecto" me divirtió, y "Al Morir Don Quijote" me pareció un ejercicio literario curioso y entretenido.

No sabría decir qué tienen los diarios que hagan esperar ansioso cada año el volumnen correrpondiente. Es, por supuesto, su forma de escribir, que a mí me parece maravillosa: sencilla, directa, muy fácil, que comunica con eficacia, sin tonterías. Pero también el tema, tanto cuando se pone íntimo como cuando la emprende con todo bicho viviente.

De todas formas ha evolucionado mucho desde que empezó, como no podía ser de otra forma. Si te vas a poner a ello te recomiendo emepezar por uno de los primeros, para hacerse poco a poco con él y seguirle. Después de uno de los últimos no me extrañaría que fuera complicado hacerse al ritmo diferente de hace 10 años.

Mi primer volumen fue "Las Cosas Más Extrañas".