domingo, 1 de febrero de 2009

Revolutionary Road

Me encanta llegar al cine sin tener ni idea de qué va la peli. Es mejor aún cuando el título no te da pistas, o te da pistas falsas. En este caso sólo sabía que los protagonistas eran los de Titanic.

La película es muy buena, o por ser más exactos a mí me ha gustado mucho. Me ha parecido tan buena como dura, debe ser porque lo que le hace ser buena es lo mismo que le hace ser dura: es real, muy real, demasiado real.

En esta ocasión no quiero desvelar mucho del argumento porque la peli no es de esas raras, snobs, que suelo comentar, y puede que algún lector vaya a verla. Además si comento demasiado puedo acabar escribiendo cosas -de mí, no de la peli- que no deben de contarse.

En las últimas escenas me acordaba de American Beauty; es un poco lo mismo, lo de siempre: el vacío, el tedio, enfrentarse a la relalidad tal cual es o huir hacia adelante, a París o a donde sea; contentarse con la vida tal como ha venido o luchar hacer locuras y por una vida que seguramente no es más que un sueño demasiado tópico para ser verdad. Seguir creyendo que somos especiales o darnos cuenta de que no es así y aceptarlo. Crecer, o seguir con 20 años y con ganas de hacer algo grande, o al menos algo distinto. Todo eso, o justo lo contrario. La gracia es esa, que es imposible saber cuál es la buena opción y al mismo tiempo es imposible vivir las dos.

En esta ocasión no he salido del cine contento por saber más que al entrar, sino por esa sensación que todos hemos tenido cuando hemos leído en Hamlet un sentimiento que nos era muy familiar pero al que no habíamos sabido nombrar, y a lo mejor ni siquiera aislar. Pero es duro verlo así de claro, porque te hace pensar mucho. Y porque además descubres lo poco original que eres, eso para un "espíritu libre" como decía el otro día S, no es fácil.

El mejor es el loco. Un papel que podría haber quedado forzado pero que entra y sale de la historia con una suavidad y una naturalidad pasmosas, poniendo palabras a lo que el público tiene en la cabeza más o menos claro.

Esta mañana, cambiando ya de tema, me ha encantado la sensación de despertarme, mirar por la ventana y asombrarme con la imagen de una nevada que al menos para mí, que no veo mucho la tele, ha llegado sin avisar. Ha nevado mucho, estaba el prao precioso.

A punto hemos estado de no poder salir, de hecho nos hemos tenido que dar la vuelta en Guadarrama porque la A6 estaba cortada. Es chula esa sensación de volver a casa, encender la chimenea y comprobar si tenemos víveres para el caso de que la cosa vaya para largo. Al final sólo han sido unas horas, pero unas horas bonitas.

Parece mentira que con el dia que ha hecho hoy, el viernes por la tarde estuviéramos jugando al golf en mangas de camisa. Este deporte está hecho para mí, porque cada golpe es un reto y porque en cuanto te lo tienes un poco creído te pone en tu sitio sin avisar, como la nevada de anoche.

Alguien me preguntó hace poco que cómo iba con la tesis. Me hizo mucha ilusión que alguien me creyera capaz de ponerme en serio, porque en algún momento hasta yo llegué a pensarlo. A cambio creo que sí va a salir el STT (Spain Today and Tomorrow).

Mientras tanto, me están entrando unas ganas locas de aprovechar las ofertas de Iberia e irme con A a Marrakesh, a Bogtá, a Miami, a La Habana, o a la Palma.

5 comentarios:

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Me pareció un argumento muy manido. Hace 50 años habría tenido impacto, ¿pero hoy? American Beauty trata de lo mismo, pero con mayor brillantez, originalidad y actualidad.

Otra cosa es si la comparamos con lo que se vio anoche en los Goya.

Que sirva este comentario como guante que te arrojo para que trates en tu blog el tema -tan cinematográfico- de cómo una industria subvencionada habla de la -presunta- piratería con tanta desvergüenza.

Fd. R.

Iñigo dijo...

Eso es lo malo, lo que asusta un poco: que 50 años después (y 200 antes) siga siendo tan actual.

Yo vi un retrato descarnado, brutal pero muy pegado al terreno, de algunos de los problemas fundamentales de la vida en pareja.

Y respecto a lo de los Goya, no tengo mucho que decir. Intenté ver la gala un poco pero no lo conseguí por ese sentimiento tan curioso que es la verguenza ajena.

No sé si es verdad, pero una vez oí que en inglés verguenza ajena se dice "spanish shame". Si es verdad, seguro que viene de lo de los Goya.

Anónimo dijo...

Si, lo de los Goya -a parte de las proclamas y el pancartismo habituales- es de traca.

No me encontraba yo en la -según parece- legión de seguidores que tiene la señora que presentó la gala. Pero, visto lo de ayer, me temo que es un club al que nunca perteneceré.

Spanish same to the max!

Anónimo dijo...

http://www.elmundo.es/elmundo/2009/02/04/internacional/1233765148.html