domingo, 21 de junio de 2009

20 años

El 19 de junio del año pasado, un día antes de salir para Estados Unidos, empecé este blog. Me ayudó y me animó a hacerlo G, creo que de no haber sido por él no lo habría empezado nunca.

Fue sólo para contar la experiencia del SEP. Ahora me parece que desde entonces ha pasado una eternidad, y al mismo tiempo que era ayer mismo cuando A y los niños me despedían en el aeropuerto, cuando parecia que aquellas 7 semanas en Palo Alto iba a ser un mundo. Y de alguna forma lo fueron, aunque pasaran volando.

He ido a ver las entradas antiguas del blog, las de Stanford, porque hoy me he salido del cine y no me apetecía hablar de la película. No es que fuera mala, es que yo estaba más fuera que dentro, de hecho no tenía que haber ido. Como esto del cine se convierta en una obligación, o aún peor, en una manía, va a dejar de tener sentido. Esta tarde lo he pensado, y me iba a quedar en casa, pero al final el estreno de la película que ganó Cannes y San Sebastián ha terminado por animarme. No sé para qué, es como si no hubiera ido pero pagando 7 euros y medio.

Este fin de semana no hay fotos de praderas, nos hemos quedado en Madrid. El viernes jugué en mi nuevo club, y me llevé la pequeña alegría de cumplir una especie de amenaza y ganar al jefe antes de que comenzara el verano. Qué ridículo, pero a la vez qué bueno, disfrutar tanto de cosas tan tontas. El sábado tuvimos en el Colegio la reunión para celebrar el 20 aniversario de la promoción. 20 años... ¿No son nada? Son mucho, muchísimo, una vida entera, 20 vidas, una detrás de otra.

Me doy cuenta de que empiezo a tener más pasado del que a mí mismo me parece, de que son ya muchas las etapas, y muy distintas, que me ha tocado vivir. La infancia casi no la recuerdo, mis primeros recuerdos son de la adolescencia. El colegio, las guías, las escapadas a Cercedilla con unos y con otros y muchas veces solo, las primeras juergas, los primeros amores, el Tajo, Picos, la Universidad, Iuve, Deba, París... A veces me da la sensación de que he vivido dos vidas paralelas, la que ocupaba la mayor parte del dibujo al principio es la que a cabó perdiendo, la otra fue ocupando espacio y ahora es casi (sólo casi) la única. Podía haber sido al revés, o podía no haber sido ninguna de esas dos sino una tercera. O una cuarta o una quinta, la verdad, porque uno ha vivido lo suyo.

Lo decía siempre en aquellas charlas: la vida es un quehacer, un "¿Qué hacer?". La vida, nuestra vida, es lo que hemos hecho tomando millones de pequeñas decisiones todos los días, desde qué me pongo o a dónde voy a comer, pasando por qué estudio y dónde vivo y terminado por si me caso, y con quién. Además son decisiones que no son independientes, cada una de ellas -como en los libros aquellos en los que sin darte cuenta ibas escogiendo uno de los múltiples finales- cada una de ellas, decía, es una renuncia a otra vida, a otra vida que nunca sabremos cómo habría sido. A veces caemos en la tentación y en la tontería de pensar que cualquiera de las otras posibilidades habría sido mejor. Nunca lo sabremos, por eso vivir es tan emocionante.

¿Y todo esto a qué viene? Ni idea, puede que sencillamente tenga que ver con el hecho de haber visto aparecer caras que desaparecieron hace 20 años, caras que en algún momento lo significaron todo y que ahora ya no significan nada. No todas, por supuesto, aunque a las importantes las hemos seguido viendo, y me atrevo a pensar que nunca desaparecerán del todo. Por eso son importantes.

Esta mañana me he levantado pronto para ir con A, D, J y M a la carrera popular "Norte contra Sur". 10 km desde Plaza de Castilla hasta El Retiro que al menos me han servido para comprobar que las rodillas mal que bien siguen aguantando. Parece que "nos" han ganado los del sur, yo he debido de hacer algo menos de 54 minutos, que después de 3 semanas parado no están nada mal.

Hoy, intentando decidirme entre "La Caja de Pandora", "Los Mundos de Coraline", o "Parque Via", me he topado con la crítica que hacía Boyero en El País de "7 minutos", la última película en la que ha participado nuestra Excelentísima Ministra de Cultura. "No son actores interpretando a impostores, son impostores interpretando a impostores".

domingo, 14 de junio de 2009

CCWW


Hoy no he ido al cine. No he ido porque sólo hace un rato que ha terminado la segunda edición del Cercedilla Country Wild Weekend, y no estaba yo para películas. Este año , por aquello del puente, han sido 12 las niñas de la clase de R que se han apuntado, 5 menos que el año pasado: IM, IL, IT, MM, MG, MR, MG, B, A, V, AS, la propia R y otra que ahora mismo no me viene a la cabeza pero que seguro que recordaré a las tres de la mañana, entre sueño y sueño. No, ya está: L.

R llevaba toda la semana sin pensar en otra cosa: los menús, los equipos, la distribución de las tiendas (¿Podría estar con V y con MR?), los premios de la segunda édición del Cercedillavisión, la excursión... Me imagino que a su modo, y sin saberlo, este fin de semana es una forma de "posicionarse" entre su grupo de amigas, y quería que todo estuviera perfecto. Esto es lo que más me ha gustado de todo el fin de semana -bueno, no lo que más, lo que más lo diré luego-, ver a R entre sus amigas, ver cómo es con ellas, ver cómo las demás la miran, ver cómo se va haciendo su hueco, ver cómo va configurando su "marca".


Tienen aún 11 años, pero impresiona cómo ya se les ve el plumero, cómo se descubre la personalidad de cada una, y el lugar que va ocupando en el grupo. Claro, siendo su padre no tiene mucho mérito que diga que la que más me gusta es R. Y si insisto, diciendo incluso que lo digo con absoluta objetividad, seré aún menos creíble y me estaré poniendo pesado, como una amiga me decía el otro día . En el coche, yendo hacia el comienzo de la excursión, fui preguntando al grupo quién era la más empollona, la más pija, la que más tenía el pavo... Y me gustó que todas dijeran que la que menos tenía el pavo era Rocío. Cuando digo todas quiero decir todas. Sí, todas, en el coche. Contando con Q y C, las perras, nos metimos 16.

Y es que son muy distintas: las "pequeñas" que no son precisamente las más jovenes, aún juegan con muñequitos, ven las pelis de sus hermanos pequeños, y disfrutan con las cosas de niños. Las mayores ya están pensando en chicos, con el pavo en lo más alto, y haciendo unas coreografías que dan bastante grima.







Hay algo que las une: todas, y en eso debo meter también a R muy a mi pesar, son MUY pijas. No de estilo, que no lo son, sino pijas "per se". Todas van muy monas, con sus converse de colores, todas hablan un inglés que deja bastante boquiabiertos a quienes las ven pasar cantando las canciones de Hanna Montana, y la que no juega al golf monta a caballo, o hace las dos cosas.

Hoy por la mañana hemos ido a la cuadra, y montando en Duque cuatro o cinco se han quejado de que no se acaban de "encontrar" en la silla vaquera, que lo suyo era la monta inglesa. He sacado a Albaicín, y lo he flipado viendo cómo se hacían con él las canijas. Claro, montando en la Hípica Somosaguas y compitiendo en un concurso de salto la semana que viene, así ya se puede.

El campo, salvo excepciones, ni lo huelen. Una de ellas se ponía por segunda vez en su vida las botas de andar que su padre le compró el año pasado para la primera edición. Nunca, salvo en estas dos ocasiones, han dormido en una tienda de campaña. El otro día lo hablaba con A, que tiene una niña ideal de la misma edad que quedó en el segundo lugar del concurso "Miss Moncloa": es fundamental que les ayudemos a encontrar cosas que hacer, aficiones, deportes, lo que sea con tal de que no estén pensando dentro de dos años en ir al centro comercial a ver niños.

Me contaba A que allí, en la Moraleja, ese es el plan a partir de los 12 o 13, y que da repelús y pavor al mismo tiempo verlas, arregladas y con sus bolsos de marca, dar vueltas sin nada que hacer. De mi hija no sé qué será, pero sí sé que aunque me odie por ello en esas no se va a ver. Yo no salí cuando todos los amigos lo hacían, y como es de sobra sabido estoy más que contento con el resultado.

Hemos subido por el Camino Puricelli a los Campamentos, por el camino por el que hace unas semanas fui con ASP para ver si encontrábamos corzos. En aquella ocasión no lo conseguimos y hoy tampoco, pero da lo mismo porque es una maravilla encontrarse de repente en medio del pinar, subiendo hacia las praderas por senderos que van regateando los arroyos y las rocas parece que con la intención de desanimar a quienes no los conozcan bien. Cuesta que ellas disfruten del paseo por el paseo, y del paisaje, porque como es lógico van a lo suyo discutiendo del nombre que le van a poner al grupo.

Ya bajando IM y R me han preguntado que si el Hombre venía del mono, que qué pasaba con Adán y Eva. Que si todos nuestros problemas vienen del pecado de Adán, y Adán no existió, que no entendían nada. ¡Vamos a hacer una guerra de piñas! ¡ A la primera que llegue a esa roca le doy agua!... Joder con la preguntita, me he metido a saco a contarles cómo la evolución -que tampoco está nada clara, por cierto- es compatible con la intervención directa de Dios para crear al Hombre, pero yo mismo me he dado cuenta de que me estaba liando.

Después del concurso de por la noche, MG descubrió la bola de espejos que hay en el salón de casa y el efecto que producía enfocarla con la linterna. Fue una gozada verlas bailar, creo que es la primera vez que estaban bailando todas juntas, por la noche, con luces que se parecían a las de una discoteca: Shakira, Paulina Rubio, El Canto del Loco... Las mismas canciones que habríamos bailado nosotros. Fueron 20 minutos, no más, pero verlas dando saltos en corro me hizo pensar: en ellas, en nosotros, en la vida que hemos vivido y en la que nos queda, en el tiempo, en la amistad...

Yo sigo teniendo mi grupo de amigos de colegio. Unos son más amigos que otros, es lógico, pero ahí estamos. J, mi querido J, venía ya a Cercedilla siendo bastante más pequeño de lo que ahora es R... Y ahí seguimos. Este fin de semana, y en concreto ver a las niñas en las tiendas, me ha hecho pensar mucho en los buenos ratos que yo he pasado con mis amigos en tiendas de campaña, en piragua, en refugios o haciendo vivac, haciendo espeleología... P, ¿La seta estaba antes o después de la rama?. J, de verdad te encontraste en el Regerillo un tipo fumando en pipa, o eras tú el que te habías fumado todo chueca?

He estado buscando la foto en blanco y negro en la que estamos J y yo delante de la tienda, en Picos de Europa, es seguramente la foto de mi juventud a la que más cariño tengo. No la he encontrado, por supuesto, pero la encontraré y la traeré aquí para que no se me vuelva a perder.
Pero eso es el pasado, estas casi sólo tienen futuro.

¿Y lo mejor del fin de semana? Lo mejor del fin de semana no ha tenido que ver con el CCWW. O a lo mejor sí, porque tanta felicidad alrededor a uno le acaba contagiando y le hace ver, quiera o no, cómo la felicidad esta en vivir la vida. Esta, la de aquí, la que cada uno tiene. Igual que en el golf, nada tiene mucho sentido si no es es capaz de disfrutar también de los golpes malos. Que por cierto, son los que hacen buenos los buenos.

domingo, 7 de junio de 2009

Caminando (Still Walking)

¿Para qué sirve el cine? No, demasiado complicado. ¿Para qué me sirve a mí, al menos, "hic et nunc"? Me sirve para conocer otras gentes, para -cómo decía Sabina- vivir otras vidas. Para salir por un instante de Pozuelo y, por ejemplo esta tarde, darme un paseo por Japón.

Lo curioso es que vamos a Japón para comprobar que allí sucede lo mismo que aquí, que los hombres allí -y entonces, si el viaje se produce en el tiempo- se ocupan y se preocupan por las mismas cosas que aquí y ahora. Perdón, los hombres y las mujeres, que acabo de ver a la guapísima LP en la tele. Pero me estoy despistando...

Lo que quería decir es que el cine me sirve para mirar a mi propia vida, a las cosas que me ocupan, de una forma distinta. A veces ni siquiera me da una perspectiva nueva, sino sólo una excusa para pensar en las cosas, para reflexionar sobre lo que pienso, sobre lo que hago, sobre lo que vivo. Y demasiadas veces sucede, ya lo he dicho aquí mucho, que parece que la película se haya hecho para que uno vaya a verla, y precisamente en este momento de su vida. Es lo que me ha pasado esta noche. Me imagino que eso sucede cuando las películas hablas de cuestiones humanas, de cosas de las que unen a todos los hombres. ¿Y de qué habla "Caminando"? Un poco de todo, de la muerte, de la vida... Pero sobre todo de la familia, y dentro de la familia de los padres y de los hijos. Pues eso, que ni pintado.

Es una película para darle vueltas, esta sí que tiene recado. Lo que pasa es que no esta del todo claro el contenido, aunque el paquete sea precioso. Sabemos bien de lo que habla, pero no exactamente qué nos dice. No importa, no importa nada, porque así cada uno puede pensar lo que quiera. Es una película para que la vean sobre todo los hijos, y todos lo somos, y piensen sobre sus padres.

Además es bonita, algunas de las imágenes en la cocina son una preciosidad, y la escena de la cena es de las que creo que recordaré mucho tiempo, porque es de las que dice todo sin decir palabra, y sin siquiera mover un milímetro la cámara. No soy un experto pero me da la sensación de que en general la cámara se mueve muy poco, y es eso lo que da esa paz, ese ritmo que no por ser pausado deja de ser ritmo.

Yo llevaba ya todo el fin de semana a vueltas con el tema de la familia, y en concreto de los hijos y los padres. De padres en la conversación con A -no esta A sino otra, la madrina de A- y de madres yo solito, esta mañana en Cercedilla, preparando la participación en el Congreso de Mujer, Familia y Trabajo de mañana por la mañana. Así que la película me ha venido al pelo, aunque sólo sea para comprobar que en todas partes cuecen habas y que lo importante es lo importante. Si sigo así de críptico ni yo mismo voy a entenderme, pero hoy hasta me daba verguenza explicar a M cómo la felicidad residía, en buena medida, en disfrutar de las cosas tal cual son, y no pretender cambiar lo que no se puede cambiar. Es acojonante lo bien que me sé la teoría... Sólo la teoría.

Lo del congreso me ha salido, menos mal, ya lo tengo todo apuntadito. Un día de estos, cuando no se me ocurra nada, me llevaré un susto y me estará bien empleado. No es buena esta especie de confianza que tengo en que en cuanto me siente 5 minutos se me va a ocurrir algo interesante que decir, y que además quede más o menos bonito, se trate del tema que se trate. Llegará el día en que no me salga nada, y la liaré. O peor aún, el día que no me dé cuenta de que sólo se me han ocurrido tonterías. En esta ocasión estoy tranquilo porque al menos dejé muy claro (por escrito incluso) que yo no tenía ni idea del tema que se trataba, y pedí que buscaran a otro. Nunca recibí contestación a aquél correo, y lo siguiente fue ver aparecer en la bandeja de entrada el Programa con mi nombre. Así que si sale mal, ellas se lo han buscado. Yo de todas formas estoy convencido de que me han llamado a mí sólo porque D está en Irlanda.

Al final he votado, no tenía claro qué hacer. Lo único que me ha gustado de esta campaña es que no sea han cumplido las previsiones de los nacionalistas estreñidos (¿Eso se llama redundancia, no?) que decían que las buenas relaciones PSOE-PP en el País Vasco, y por tanto el Gobierno de Patxi López, no iban a aguantar la campaña de las Europeas. Parece que tanto unos como otros lo están sabiendo hacer, y mira que era difícil. Dios quiera que aguanten los cuatro años, y que luego vengan otros cuatro. Qué importante sería.

Y mañana el segundo ensayo de "La Cena": "A las doce y media de este 7 de julio de 1815, Francia es de quien la quiera".