domingo, 9 de noviembre de 2008

Transsiberian

Desde que escribo este blog estoy en el cine de forma distinta: más exigente, más activo, analizando más lo que sucede en la pantalla para intentar descubrir algo interesante que contar. Puede que sea un poco forzado, no lo sé, pero a mí me gusta.

El problema surge cuando aparece una película como Transsiberan: bonita, entretenida, con buenos actores, pero nada más. ¿Buena? ¿Puede decirse que es buena una película que no te dice nada, que después de contarte una historia te deja cómo estabas?

Si el cine es un medio de comunicación, la respuesta tiene que ser no. Porque el elemento central de la comunicación es el mensaje, eso que se quiere comunicar. El "recado", que diría con esa sorna tan suya D. Sin mensaje no hay comunicación, y a mi juicio no hay verdadero cine.

Si yo supiera de cine, cuando no hay recado podría suplirlo poniéndome a hablar de la dirección, del montaje, de otros trabajos de los actores, de las influencias que se le descubren al Director... pero no tengo ni idea, ni creo que llegue a tenerla nunca.

Me ha gustado mucho, eso sí, el retrato de Rusia que se hace en toda la primera parte. En algún instante de esa misma parte -luego la película cambia drásticamente -la mezcla de imagen y música ha logrado trasportarme muy muy lejos.

Porque Transsiberian son dos películas. La primera es una preciosa colección de fotos de Rusia y la segunda es un thriller; con sus malos, sus polis, sus misterios, sus muertos incluso. A mí me ha gustado mucho más la primera.

Iba a terminar diciendo que aunque la película es buena seguro que hay cosas mejores que ver, pero la verdad es que esta semana no había mucho donde elegir. Tengo que confesar que me da gran pereza ir a ver "Bella", justo por la publicidad que la ha precedido. La historia del "El Infierno Vasco" desgraciadamente ya me la sé. Y entre el resto abundan demasiado -cada vez más, esto empieza a ser una lacra- los documentales moralistas sobre ecología, política, identidad catalana o lo que sea. Aparte de algunas cosas buenas que ya he recomendado aquí, si entre mis lectores hay algún insomne que no deje de ir a ver "Irina Palm" en sesión de madrugada. Si se arrepiente yo le pago la entrada y un superkebab en El Turkito.

Sólo he fallado en una entrada y ya me parece que llevo meses sin escribir, será que ya me estaba acostumbrando. Ha sido por pereza y también por no escribir sobre Obama, aunque tengo que admitir que de su discurso de no más de 20 minutos se puede sacar más chicha que de cuatro o cinco de estas películas que voy a ver.

Esta semana me gustaría desquitarme, hay demasiadas cosas que se me desordenan cada vez más en la cabeza y que quiero soltar: sobre el sentido de la vida, sobre mis lecturas, sobre mis clases de golf y los palos que me han dejado D y S, sobre el encuentro con G, sobre mi proyecto de tesis y de e-tesis, sobre A, sobre mis hijos y sobre todo sobre la felicidad.

En esto de la felicidad, que es en realidad lo único que importa, cada vez me acuerdo más de una clase opcional de Stanford a la que no fui, que se llamaba "The knowing-Doing Gap". Y qué gap más grande, ¿Verdad?

En estos días dos veces me he bajado de la moto para hacer fotos. La primera, del cielo, en Monteclaro.


La segunda es una vista de Madrid tomada desde Pozuelo que me recuerda mucho a los dibujos de Jorge Arranz.

Yo nunca he visto tan bien "contado" el aire de Madrid como en los dibujos de Jorge.

Alguien debería organizar un concurso de fotos malas, tomadas con móviles.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El cine no creo que sea un medio de comunicación, sino un modo más entretenimiento. Está bien que las películas tengan mensaje, pero si no lo tienen, pero pasas un buen rato, te entretienes y consigues olvidarte de lo que has dejado fuera de la sala, creo que cumplen perfectamente su misión (siempre que estén bien hechas, claro). Creo que hay mas cine que el intelectual de los Renoir y no por ello deja de ser buen cine. Creo que se pueden combinar perfectamente los dos modos de cine y no por ello caer en la mediocridad.

Anónimo dijo...

Estoy absolutmante de acuerdo con anónimo y defiendo el buen cine, bien hecho, entretenido y sin pretensiones. Divertirse no es de simples y se agradece mucho no tener que pensar demasiado para disfrutar.

Anónimo dijo...

Echaba de menos en las fotos los montones ordenados (de flores, de alimentos) los panes me han devuelto la serenidad. Me ha dado hasta grima la foto del atardecer en Monteclaro porque tenía esa imagen, del jueves, en la memoria y había pensado que si en ese momento hubiera tenido una cámara la habría inmortalizado. Gracias pues.
La pereza de "Bella" da mucho que pensar, si vas a ver Camino, ¡¡por Dios¡¡ compénsalo viendo a ver Bella, porque la pena es que el recado que quiere transmitir nos dé pereza.