domingo, 7 de junio de 2009

Caminando (Still Walking)

¿Para qué sirve el cine? No, demasiado complicado. ¿Para qué me sirve a mí, al menos, "hic et nunc"? Me sirve para conocer otras gentes, para -cómo decía Sabina- vivir otras vidas. Para salir por un instante de Pozuelo y, por ejemplo esta tarde, darme un paseo por Japón.

Lo curioso es que vamos a Japón para comprobar que allí sucede lo mismo que aquí, que los hombres allí -y entonces, si el viaje se produce en el tiempo- se ocupan y se preocupan por las mismas cosas que aquí y ahora. Perdón, los hombres y las mujeres, que acabo de ver a la guapísima LP en la tele. Pero me estoy despistando...

Lo que quería decir es que el cine me sirve para mirar a mi propia vida, a las cosas que me ocupan, de una forma distinta. A veces ni siquiera me da una perspectiva nueva, sino sólo una excusa para pensar en las cosas, para reflexionar sobre lo que pienso, sobre lo que hago, sobre lo que vivo. Y demasiadas veces sucede, ya lo he dicho aquí mucho, que parece que la película se haya hecho para que uno vaya a verla, y precisamente en este momento de su vida. Es lo que me ha pasado esta noche. Me imagino que eso sucede cuando las películas hablas de cuestiones humanas, de cosas de las que unen a todos los hombres. ¿Y de qué habla "Caminando"? Un poco de todo, de la muerte, de la vida... Pero sobre todo de la familia, y dentro de la familia de los padres y de los hijos. Pues eso, que ni pintado.

Es una película para darle vueltas, esta sí que tiene recado. Lo que pasa es que no esta del todo claro el contenido, aunque el paquete sea precioso. Sabemos bien de lo que habla, pero no exactamente qué nos dice. No importa, no importa nada, porque así cada uno puede pensar lo que quiera. Es una película para que la vean sobre todo los hijos, y todos lo somos, y piensen sobre sus padres.

Además es bonita, algunas de las imágenes en la cocina son una preciosidad, y la escena de la cena es de las que creo que recordaré mucho tiempo, porque es de las que dice todo sin decir palabra, y sin siquiera mover un milímetro la cámara. No soy un experto pero me da la sensación de que en general la cámara se mueve muy poco, y es eso lo que da esa paz, ese ritmo que no por ser pausado deja de ser ritmo.

Yo llevaba ya todo el fin de semana a vueltas con el tema de la familia, y en concreto de los hijos y los padres. De padres en la conversación con A -no esta A sino otra, la madrina de A- y de madres yo solito, esta mañana en Cercedilla, preparando la participación en el Congreso de Mujer, Familia y Trabajo de mañana por la mañana. Así que la película me ha venido al pelo, aunque sólo sea para comprobar que en todas partes cuecen habas y que lo importante es lo importante. Si sigo así de críptico ni yo mismo voy a entenderme, pero hoy hasta me daba verguenza explicar a M cómo la felicidad residía, en buena medida, en disfrutar de las cosas tal cual son, y no pretender cambiar lo que no se puede cambiar. Es acojonante lo bien que me sé la teoría... Sólo la teoría.

Lo del congreso me ha salido, menos mal, ya lo tengo todo apuntadito. Un día de estos, cuando no se me ocurra nada, me llevaré un susto y me estará bien empleado. No es buena esta especie de confianza que tengo en que en cuanto me siente 5 minutos se me va a ocurrir algo interesante que decir, y que además quede más o menos bonito, se trate del tema que se trate. Llegará el día en que no me salga nada, y la liaré. O peor aún, el día que no me dé cuenta de que sólo se me han ocurrido tonterías. En esta ocasión estoy tranquilo porque al menos dejé muy claro (por escrito incluso) que yo no tenía ni idea del tema que se trataba, y pedí que buscaran a otro. Nunca recibí contestación a aquél correo, y lo siguiente fue ver aparecer en la bandeja de entrada el Programa con mi nombre. Así que si sale mal, ellas se lo han buscado. Yo de todas formas estoy convencido de que me han llamado a mí sólo porque D está en Irlanda.

Al final he votado, no tenía claro qué hacer. Lo único que me ha gustado de esta campaña es que no sea han cumplido las previsiones de los nacionalistas estreñidos (¿Eso se llama redundancia, no?) que decían que las buenas relaciones PSOE-PP en el País Vasco, y por tanto el Gobierno de Patxi López, no iban a aguantar la campaña de las Europeas. Parece que tanto unos como otros lo están sabiendo hacer, y mira que era difícil. Dios quiera que aguanten los cuatro años, y que luego vengan otros cuatro. Qué importante sería.

Y mañana el segundo ensayo de "La Cena": "A las doce y media de este 7 de julio de 1815, Francia es de quien la quiera".

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