Go! (23 de julio, primer día de clase)

Ya está. A correr!

Es ciero que la ansiedad proviene de preocuparse por lo que está por venir. Una vez que llega se trata solamente de enfrentarse a ello de la mejor manera posible, sin más.

Ayer por la mañana, cuando el Director del Programa nos explicaba a los "Group Leaders" cuál era nuestra tarea, y cuáles eran los problemas que nos íbamos a encontrar, no hacía más que preguntarme qué extraño arrebato me había llevado a presentarme voluntario... ¿No era suficiente con venir aquí e intentar aprovechar un Programa de por sí complicado? ¿Era necesario complicarse la vida aún más?

Por la noche fue aún peor, cuando me encontré en la cabecera de una mesa de reuniones esperando a que todos los miembros del grupo fueran llegando. Ahí estaba Dan, responsable de no sé cuántas plantas nuclares en Estados Unidos, o Wolfgang, el CEO de una empresa de sofwtware en Suiza, o Cristine, una neurobióloga especializada en bioinformática y que dirige el área de innovación de una empresa del Silicon Valey... Y yo, Iñiguito, de Group Leader...

Pues eso, que ha sido menos malo de lo que parecía. Acabamos de terminar nuestra primera sesión, y no sólo hemos conseguido terminar a tiempo (2 horas exactas!!) sino que creo que hemos llegado a una conclusión bastante sensata sobre si tiene o no sentido que General Electric intente cooperar con Westinghouse en la producción de turbinas eléctricas, y si le va a ser posible hacerlo. Y encima pasándolo bien.

He empezado bastante discreto, pero si Sonia me ve se muere de risa, a los 10 minutos estaba dirigiendo la reunión de pie, tomando notas en la pizarra (en inglés!!!) y manipulandotodo lo posible la discusión, como siempre.

Era el primer caso al que nos enfrentábamos, de Microeconomics With Names, la asignatura que imparte David Kreps, un profesor gordito y muy majo que nos ha tenido los últimos 20 minutos de clase jugando a algo así como "fink or cooperate", un juego en el que dos prisioneros tienen que elegir entre delatar a su compañero o cooperar con él. Lo gracioso es que hemos jugado con dimero real, y al final de la clase el tipo había perdido cerca de 30 dólares (que no debe ser demasiado comparado con lo que deben ganar por hora de clase).

La verdad es que es un juego muy conseguido, en el que en cada momento -y con variaciones que van complicando poco a poco la situación- tienes que decidir qué hacer en función de lo que crees que hará tu compañero. Según las diversas combinaciones posibles, puedes perder on ganar dinero. Me ha tocado jugar, mañana sabré si he perdido o ganado 20 dólares. Será cuestión de buscarle un poco de contenido y utilizarlo en un taller de la nueva HCL.

Pero en fin, se trataba sólo de estrenar este diario. Y de reflejar aquí la primera sensación, que es la de dejar atrás el miedo y la presión de estar a la altura. Ya hemos tenido las primeras dos clases, la primera reunión del grupo, ya tengo mi bici, ya me he comprado una preciosa sudadera de Stanford petadita, para sacarle partido al tipazo que tengo... Ya estoy integrado.

Sólo me preocupa la historia esa de las fiestas de los viernes de las que tanto nos hablan, no me hago a la idea de cómo pueden ser tan divertidas siendo como somos 120 hombres y sólo 15 mujeres. La solución, el sábado.

Y para terminar, una idea sacada de la charla sobre "Impact of a Healthy Lifestyle": según un reciente estudio de la Universidad de Harvard, el cerebro de una persona consume menos oxígeno - síntoma de que desarrolla menos actividad- viendo la televisión que mirando fíjamente a un muro...