domingo, 14 de diciembre de 2008

My Blueberry Nights

Hoy en el cine me ha dado la sensación de que estas tres últimas películas que he visto habían sido pensadas para verse precisamente en el orden en que las había visto. Ahora, dándole un par de vueltas más, caigo en la cuenta de que sí son para verlas seguidas, pero en orden inverso. Primero esta, luego "Buscando un beso a medianoche" y por último "Somers Town".

A lo mejor da igual, en cualquier caso ningún lector de este blog va a ir a verlas. Lo curioso es que las tres tratan sobre la soledad. En este caso son todos los personajes, todos, los que están completamente solos: ella, él, el poli borracho, su ex mujer, la jugadora, su padre... todos. Pero cada uno a su modo, eso sí.

Uno acaba sucidándose, otra huye, él espera, y ella decide "cruzar la calle por la parte ancha" para encontrarse a sí misma en los demás. Y todo con una música que te envuelve, con una fotografía perfecta, con una luz preciosa, y con una dirección que hace lo que debe, desaparecer para que nada se interponga entre los personajes y el espectador.

Y con ritmo, con un ritmo que nada tiene que ver con la velocidad. Salía yo del cine pensando el gusto que daba que el final de una película te pille desprevenido y sin haber mirado el reloj, cuando los de al lado se quejaban de lo "lenta" que les había parecido la película. Estaría hasta dispuesto admitir que es lenta, cuando no lo es, sólo para que quedara patente que el ritmo no tiene nada que ver con la velocidad o la acción. Y si no, que alguine intente ver entera, a las 10 de la noche en el sofá, una película de Jean Claude Van Dam.

Hablando de ritmo, me da pena llevar el paso cambiado con A. Ella hoy a ido a ver la de la semana pasada, espero ansioso el comentario aunque me da miedo haberle creado demasiadas expectativas.

Pero lo mejor de la semana, sin duda, no ha estado hoy en el cine. Fue el viernes, en la homilía que nos regaló ALQ en la Misa de la cena de Navidad. Parece que a Romano Guardini llegaba a escandalizarle la locura de que Dios se rebajara a hacerse hombre, tanto que llegó a temer que eso le hiciera perder la fe: era, de alguna forma "demasiado imposible". Lo bueno viene después, con la explicación de un jesuita cuyo nombre no recuerdo: "Ahh, caro Romano... Sono cose de l'amore".

A ver qué tal se da esta semana. Puede ser una más, o no. Ya veremos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ella, fundamentalmente, vive las vidas de los demás sin atreverse a vivir la propia. No pienso que cruce la calle por el lado ancho, al menos no conscientemente.

Anónimo dijo...

¡Falta de confianza en los lectores de tu blog¡,a lo mejor un día de estos cambiamos de costumbres y hasta te hacemos la competencia...
"Se está arrimando un día feliz, un día de duendes en añejo, se está arrimando un día feliz un día de abril se va arrimar,a los finales de noviembre ...yr" tururutururururu....

Dal dijo...

Guardini no se escandalizaba, sino que no acababa de entenderlo. Lo cuenta en El Señor, y la cita la tienes en esta entrada:

http://codalies.blogspot.com/2008/09/citas-para-nico.html

Abrazo.

Anónimo dijo...

Por si acaso te interesa leer CONFESIONES DE UN BURGUES de Sandor Marai, (aunque sé que te importa un rábano), no te lo compres, pues lo tengo yo, ya lo he leído y se encuentra en perfecto estado.