Y no es por falta de tiempo, obviamente. Tiempo he tenido más que de sobra, pero lo he utilizado en otras cosas -aunque si me preguntaran que cuales tampoco sabría decirlo -. Estas palabras, de hecho, las estoy escribiendo con desgana, forzándome un poco, con la sensación de que o escribo ya o esto empieza a acabarse, y teniendo claro al mismo tiempo- eso sí - que no me apetece que se acabe.
Tendría que haber venido a hablar del viaje a Ibiza, y tendría que haber colgado un par de fotos que salieron bonitas de entre las decenas que hice.
También tendría que haber contado la vuelta a Santander después de Semana Santa. Cada vez que vuelvo a Santander después de un parón es como si llegara por primera vez a un sitio ya familiar. ¿Es esta mi vida? Sí, parece que sí, que la cosa va en serio.
Y tendría que haber venido a contar, sobre todo, la primavera. La primavera, y la luz. Tendría que haber contado que Santander empieza a ser una ciudad distinta que te mira de una forma que nada tiene que ver con la de noviembre, enero, febrero... En un ejemplo claro de ansiedad absurda he empezado incluso a preocuparme por lo poco que queda para que llegue el otoño y empiece de nuevo a anochecer a las cinco de la tarde.
LLego ahora mismo del cine, de ver "El Escritor", y sigo dándole vueltas a por qué estaré sin ganas de escribir, por qué no encuentro ganas, tiempo o fuerzas para contar los montones de cosas que. cuando las veo, pienso que merecen la pena ser contadas. Mientras escribo tengo de fondo, por ejemplo, un reportaje sobre Colombia que he encontrado por casualidad y he dejado. Para explicar lo que son 60.000 hectáreas han dicho que son 80.000 campos de fútbol. Debo ser un tipo raro porque yop me hago una idea más aproximada con las hectáreas que con los campos de fútbol, porque estos últimos sólo los veo en la tele y ahí las distancias no se perciben bien. Aparte de este tipo de chorradas, el reportaje cuenta el verdadero drama de la violencia en ese precioso país, un país que es en el que más a gusto me siento aparte de este, el mío.
Intento hacer memoria pero se me olvidan esas cosas que querría contar, no sé si lo mío será más el método twitter - más inmediato, más corto- que este del blog. Incluso lo del twitter puede que sea demasiado largo, y por eso cada vez que veo algo que me llama la atención saco la Blackberry y hago una foto.
Acudo al teléfono, pues, a ver qué fotos he hecho, y me encuentro una luna preciosa sobre la Bahía de Santander, creo que del martes, un arbol que parecía entero de algodón de la Avenida de Europa hace dos o tres semanas, un raquero que siempre que paso y lo veo llama mi atención, y las flores que ayer me encontré yendo a caballo hacia la calleja que lleva a La Molinera. Aquí van.
Y me callo. Que si por estar un mes sin escribir ahora escribo demasiado el problema de este blog va ser no sólo de oferta sino también de demanda. ¿La película? Merece la pena ir a verla, sin duda. Es poco decir, pero según se mire también es mucho.
Las fotos de Ibiza en Picassa, que al ver estas me doy cuenta que esta no es forma de ver fotos, unas molestan a las otras así, todas seguidas.