domingo, 5 de abril de 2009

Retorno a Hansala

El cine en versión original de San Sebastián es el Cine Trueba, y da la casualidad de que está al lado de casa, a cinco minutos andando. No pensaba ir esta noche porque me apetecía más irme a correr, pero al final me ha dado miedo forzar la rodilla, que lleva unos días molestándome. Pensaba aprovechar y escribir hoy sobre Enrique V, la película de Kenneth Branagh que ayer vimos en vídeo por recomendación de JMO y que me volvió a llevar a esa especie de éxtasis que siempre me produce leer o escuchar a Shakespeare.

Retorno a Hansala nos la recomendó mucho GO. El la vió como parte del jurado del festival de cine de Valladolid, les encantó y le dieron el premio especial. Me imagino que en comparación co otras sería una maravilla, pero vista sola no es para tanto. Está bien, sí, pero tampoco es para tirar cohetes. Cuenta la historia del viaje de vuelta a Marruecos de un inmigrante que muere intentando curzar el Estrecho en una patera. Vuelve cadaver, claro, en la furgoneta del dueño de una funeraria de Algeciras que de esta forma acaba conociendo la forma de vida de las aldeas de Marruecos de donde salen los jóvenes que terminan en su "negocio".

La historia es bonita pero no acaba de aportar nada nuevo. A mí además me ha costado entrar. Me he dado cuenta en el momento más dramático, en realidad el único dramático que hay, porque sencillamente no me lo he creído y me he imaginado a la Directora detrás de la cámara diciendo "¡Corten!"

Tampoco sería normal que hubiera muchas películas españolas buenísimas. Si hay pocas en el mundo, teniendo en cuenta lo pequeño que es esto y la poca tradición e industria que hay, por lógica no puede salir más de una al año, y eso con mucha suerte. Por muchas subvenciones que se repartan, de donde no hay no se puede sacar.

Más interesante que la película ha sido la corta pero intensa conversación sobre política que he tenido después con A y con I en su casa. A es una buena amiga de la cuadrilla de Deba, una tipa muy lista. He ido a verla porque tiene algo que es muy difícil de encontrar en Donosti, aparcamiento. Cuando venimos en Semana Santa nos hace el favorazo de dejarnos un sitio que, sin exagerar, nos cambia la vida aquí.

Es cursioso como dos personas más o menos inteligentes, más o menos bien informadas y culturalmente relativamente cercanas pueden pensar tan distinto sobre... sobre casi todo. A no podía entender, por ejemplo, cómo la flamante Presidenta del Parlamento Vasco se atrevía a decir en público que ella no usaba ni usaría preservativos:

- En el siglo XXI no se puede decir eso si eres un cargo público!
- ¿Por qué?
- Porque no, que estamos en el 2009!
- Ya. ¿Y? ¿Qué pasa? ¿Está mal, es delito?
- No me jodas que tú también eres un opusino!

No acaban de ver la ganancia de este cambio de gobierno, dicen que en medio de esta crisis lo que menos necesitan es un gobierno con problemas internos y que reparta los cargos públicos a gente con los bolsillos aún vacíos. Yo creo que sea como sea, cualquier cosa será mejor que mantener durante 30 años al mismo partido en el gobierno. I en eso coincidía conmigo.

Hemos estado también hablando de Monseñor Uriarte y su preocupación por los derechos de los pueblos, porque les he comentado que pretendía mandar un artículo al ABC sobre el tema. Tampoco en eso coincidíamos ni un poquito. Aún así, porque es buena amiga, me ha seguido dejando aparcar el coche en su casa.

El año pasado, en Deba, le recomendé que se escapara a Stanford a hacer el SEP, estoy convencido de que lo aprovecharía mucho. Va a ser que por ahora no lo va a hacer, porque su industria -la automoción- está pasando un bachecillo, o eso se comenta, y porque le faltan dos semanas para dar a luz a su primer hijo.

Por delante nos espera una semana entera e San Sebastián sin absolutamente nada que hacer. Nada. NA-DA. Es raro, al principio hasta cuesta acostumbrarse. Tarda uno unos días en cambiar el chip, en relajarse y disfrutar. Y luego, cuando ya está uno hecho a ello, lo que cuesta es volver.

0 comentarios: