martes, 6 de enero de 2009

La Ola

No tenía demasiadas esperanzas en que ninguna película lograra sacarme de este final de navidades, del paseo a caballo de esta mañana y de la imagen de R y A probando su balón en Cercedilla bajo de los copos de nieve que empezaban a dejar en la pradera una capa blanca.

Pero “La Ola” lo ha hecho, y de qué forma. Si algo me ha dado rabia al salir del cine es que sentía que "me la habían robado", que esta es la película que tendría que haber hecho yo. Es mi película. Puede incluso que demasiado, y por eso aunque me ha encantado creo que la he disfrutado un poco menos que A. Puede que yo la haya visto con un ojo demasiado académico, pensando en mi clase de movimientos sociales.

Porque la película trata, en primer lugar, del "material" del que está hecha una identidad colectiva y de cómo crear un "nosotros". Del discurso, de los nombres, de los símbolos, de los colores, de la necesidad de enemigos, de la exclusión necesaria, de la importancia de la acción, del deporte... ahora que lo pienso, lo único que se deja fuera es la música, con un himno la foto habría estado completa.

También aborda los motivos por los que un movimiento social puede surgir y tener éxito, y de las razones por las que la gente se une a ellos. Y casi me atrevería a decir, si pudiera verla de nuevo, que lo hace de manera exhaustiva: los motivos psicológicos, la falta de adaptación social, el valor expresivo de la participación social (hacer amigos), la posibilidad de luchar por valores inmateriales porque lo material está cubierto, el altruismo... y sobre todo, la necesidad de encontrarle sentido a la propia vida.

Ahí está el meollo de la cuestión, lo que explica tanto la fuerza de este tipo de identidades cómo el éxito que tienen en nuestra sociedad. Porque de lo que en realidad trata "La Ola" es del vacío de identidad de las sociedades modernas, de la necesidad que tiene el Hombre de saber el verdadero significado de su propio nombre, y de lo difícil que es descubrirlo en una sociedad en la que Dios ha desaparecido como explicación última de la Historia y de "mi historia".

Y se nota que el Director sabe dónde está esa explicación, porque la historia logra mostrarla de forma magistral contando la complejísima relación que existe entre la construcción de la identidad colectiva (el "nosotros") y la definición de la identidad personal (el "yo"). Y además muestra las consecuencias del proceso, a mi juicio sin exagerar lo más mínimo.

Lo genial de todo es que pudiendo ser un coñazo –pienso ponerla como obligatoria para mi módulo del máster de acción política- , la película cuenta todo esto de forma entretenida, con mucho ritmo y logrando un equilibrio en los temas y en los personajes que a mí personalmente no me parece nada fácil.

Me parecía mentira, al volver, que haga ya más de 10 años que en Iuve organizamos un curso de verano que se llamó "Nuevos Movimientos Sociales, de la Ideología a la Identidad" y que la parte práctica de cada grupo consistiera en crear un movimiento social nacionalista (uno de ellos era de Alcalá de Henares, recuerdo). Eran las rentas de Kent, C.R y Rovaniemi, de las que en buena medida aún sigo viviendo sociológicamente hablando.

Y mañana, vuelta a la vida normal. Uff…

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